Una epidemióloga en Nueva York: La historia de una becaria financiada por una subvención global de Rotary
Hola, me llamo Alice Taeeun Kwon y actualmente trabajo como analista de datos en el Departamento de Salud e Higiene Mental de la ciudad de Nueva York (NYC DOHMH, por sus siglas en inglés). A partir de 2019 y gracias a una beca de subvención global de la Fundación Rotaria, estudié epidemiología en la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins. Después de graduarme en julio de 2021, comencé mis prácticas en la sede de Unicef en la ciudad de Nueva York como practicante de análisis de datos y visualización gráfica. Desde diciembre del año pasado, trabajo en la Fundación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) y he sido asignada al DOHMH de Nueva York, donde trabajo como analista de datos de vacunación contra la COVID-19.
La ciudad de Nueva York es una comunidad multicultural y diversa, y un entorno muy infeccioso en el que los turistas van y vienen todo el tiempo. En cierto modo, es uno de los lugares más peligrosos, pero también uno de los más controlados y mejores vacunados del mundo. Mi trabajo consiste en gestionar los datos de vacunación contra la COVID-19 de los neoyorquinos, analizando grandes cantidades de información y creando datos sobre las tasas de vacunación por raza, edad y población. Los datos que elaboro sirven para mostrar a la gente cómo va la vacunación y para ayudar a las partes interesadas a idear estrategias para futuras vacunaciones.
Mi sueño de ser epidemióloga y mi encuentro con Rotary
Empecé a soñar con estudiar Epidemiología cuando el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS) estalló en Corea en 2015. Mientras estudiaba Medioambiente y Cambio Climático en la universidad, estaba haciendo una práctica en la Oficina Regional del Pacífico Occidental de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Filipinas, financiada por el Departamento de Medioambiente de Corea. En aquel momento, el gobierno coreano se esforzaba por analizar por qué se estaba propagando el virus MERS y por comunicar la crisis a la nación. Cuando se produce una epidemia como el MERS, los gobiernos tienen que informar de la situación a la OMS y mantener una comunicación continua, pero el gobierno coreano de entonces tenía dificultades para hacer esto con prontitud. Al comprobarlo sobre el terreno, pensé que Corea necesitaba más expertos en epidemiología. Además, supuse que el clima temporalmente árido de la época podría haber influido en la fácil transmisión del MERS, y me interesó estudiar el impacto de los factores ambientales en la propagación de las enfermedades infecciosas.
La Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins realiza diversos estudios epidemiológicos y dirige el programa epidemiológico más histórico y sistemático del mundo. Por ello, decidí sentar allí las bases para convertirme en epidemióloga. Pero en mi caso, necesitaba apoyo externo para estudiar en el extranjero.
Fue entonces que me enteré sobre la Fundación Rotaria y me puse en contacto con el funcionario de subvenciones globales de Rotary para hablar de mi visión, luego me puse en contacto con los rotarios de Corea, me entrevisté con ellos, me reuní con los clubes que me patrocinarían y preparé una solicitud de subvención. Mi club patrocinador coreano, el Club Rotario de Seúl del Sur, comprendió mi situación y mis sueños y se comprometió a alentarme y apoyarme. Todavía me emociono cuando pienso en toda la amabilidad que demostraron hacia mi persona.
Los rotarios se convirtieron en mi familia mientras estudiaba en el extranjero
En 2019, finalmente conseguí mi esperada beca y me mudé a Baltimore, Maryland, donde está ubicada la Universidad Johns Hopkins. Los primeros días de mis estudios en el extranjero no fueron fáciles. Pero los socios de mi club anfitrión local, el Howard West Rotary Club, me llamaron para saludarme, me invitaron a los eventos del club y se convirtieron en mi familia en los Estados Unidos. A menudo pienso en lo difícil que habría sido si realmente hubiera tenido que estudiar en el extranjero sola sin un club anfitrión.
Cuando comenzó la pandemia en 2020, me uní a un proyecto de respuesta a la COVID-19 dirigido por el club. Trabajé con otros becarios de subvenciones para crear un sitio web en el que la gente pudiera encontrar fácilmente los lugares donde se realizan las pruebas de detección del coronavirus en Maryland y Washington, D.C. Siempre que pienso en los socios de Rotary, siento que quiero convertirme en alguien que pueda ayudar a la gente como ellos, y me siento orgullosa de mí misma por haber podido devolver un poco de ayuda participando en este proyecto.
«Quiero contribuir a que las personas de todo el mundo vivan sanas y seguras».
Alice Taeeun Kwon
Mientras llenaba la solicitud de subvención y me informaba sobre la labor de Rotary para la erradicación de la polio y las actividades relacionadas con la salud en todo el mundo, sentí que mi visión coincidía completamente con la de Rotary. Los clubes rotarios locales estaban interviniendo en comunidades con bajos niveles de salud proporcionando educación nutricional y construyendo sistemas de agua potable lo que estaba mejorando niveles de salud. Esto está en línea con lo que quiero hacer con mi carrera profesional.
Quiero seguir pensando en cómo podemos elevar el nivel de salud de grandes poblaciones, aprovechando mi experiencia de trabajo a nivel local y nacional. Me interesa especialmente crear plataformas de comunicación, como por ejemplo, tableros de control o aplicaciones que sean accesibles a todo el mundo, con el fin de proporcionar al público la información que necesita durante la crisis sanitaria y sensibilizar a la gente al respecto. Es mi mayor deseo contribuir a que las personas de todo el mundo vivan sanas y seguras.
Fuente: Rotary International